LA SUERTE DEL COLOR DE NADÍN OSPINA

La Galería El Museo de Bogotá presentó una retrospectiva de tres décadas de la obra de Nadín Ospina. EXCLAMA visitó junto al artista su propia muestra llamada La Suerte del Color.

EXCLAMA: ¿Por qué esta muestra lleva el nombre de La suerte del color?
NADÍN OSPINA: La suerte es un suceso que ocurre por fuera del control personal, sin acuerdo con la voluntad propia, la intención o el resultado planificado.
Como suerte también se describe la parte de un evento, de un espectáculo, que implica cierta destreza, pericia, habilidad y maestría y que se presenta como un momento o situación crítica, muy difícil o decisiva. En tauromaquia, por ejemplo, la suerte de espadas. En el circo la suerte de los cuchillos, en la magia, la suerte de las cartas o la suerte del escape.

Por más de treinta años he tenido la suerte de que el color acompañe mi experiencia como artista, toda una vida de encuentros y exploraciones. Una particular empatía por el cromatismo, una sensibilidad especializada, un diálogo permanente se ha establecido en esta travesía en la que el color ha sido un compañero, un retador, un motivo de inspiración, seducción y diálogo.

La suerte del color es ese momento decisivo en que el artista se enfrenta al lienzo en blanco, a la materia limpia de un objeto o al espacio vacío para intervenirlo con un elemento cromático ya sea pintura, luz o cualquier tipo de sustancia o materia colorida.

EXCLAMA: Luego de ver en La suerte del color una retrospectiva de su trabajo ¿por cuál periodo de su carrera siente especial afecto? ¿Podría decir que tiene una obra favorita?
NADÍN OSPINA: Un periodo que me interesa particularmente es el más temprano «Juegos en el campanario» pues es una abstracción libre. Es un momento de creatividad sin ataduras que señaló el camino de mi obra en muchos aspectos como el uso del color venido del arte popular, La serialidad como forma representativa arquetípica del arte precolombino y la relación afectiva con el juguete y las memorias de la infancia. Tengo entre mis favoritas la obra «Transmigración» pues aúna la pintura, mi interés por el arte precolombino y además tiene una carga irónica muy poderosa.

EXCLAMA: Cuéntenos un poco de su comienzo, ¿dónde se cotizó su obra?¿En qué época?¿Con qué galería?
NADÍN OSPINA: Desde el comienzo de mi carrera y realmente en todo momento he tenido el favor de la crítica y la suerte de contar con el interés del público. Esto no necesariamente se refleja en el éxito comercial. Pasaron casi 10 años después de salir de la universidad para que vendiera una obra importante, «Los estrategas» para la colección de la Art Gallery of Western Australia en Perth e indudablemente algunos de los mayores impulsos a mi carrera ha sido ganar el primer premio del Salón Nacional de Artistas Colombianos en 1992 y la beca Guggenheim en el 94.

EXCLAMA: ¿Qué pensaría si se encuentra la reproducción de una de sus piezas en cerámica de venta en Raquira?
NADÍN OSPINA: De hecho ya ha ocurrido. Se dice que la falsificación es un síntoma del éxito. Pero resulta algo muy dañino especialmente por el desorden que se genera y el lucro inmerecido de los falsificadores. Pero esto está contenido por los certificados de autenticidad y por el orden que tengo en mis archivos de obra.

EXCLAMA: ¿Qué espera que se lleven los espectadores luego de ver su trabajo?
NADÍN OSPINA: Una sonrisa, una reflexión, una inquietud un pensamiento y una nueva forma de ver el mundo.

EXCLAMA: ¿Qué lo inspira?
NADÍN OSPINA: El motivo de la creación, el disparador de una idea estética está casi en todo, es una cuestión de verlo de percibirlo. El artista tiene el ojo, la perspicacia y el don de captar con mayor agudeza cosas inusuales que pasan desapercibidas para la mayoría. La misión está entonces en hacerlas visibles.

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