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FELIX BAUMGARTNER, UN ACRÓBATA DE LA ESTRATOSFERA

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Felix Baumgartner antes de saltar en caída libre desde una altura de 39.100/m a una velocidad de 1.345/km Foto RedBull

Countdown Felix Baumgartner ha vivido al límite desafiando las leyes de la naturaleza y -en no pocas oportunidades- las leyes de seguridad aeronáuticas desde los 16 años. Luego de pulir sus habilidades en el ejército, obtuvo el récord mundial por hacer el salto más alto desde un edificio cuando se lanzó al vacío desde la azotea de las Berkembar Petronas Towers en Malasia, una acrobacia que le abriría las puertas a una larga lista de disparates aéreos. En 2003, fue la primera persona en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre, la primera persona en saltar desde el Cristo Redentor en Río de Janeiro y la primera persona en volar desde el Viaducto de Millau en Francia con un traje de carbono. Ávido de retos, provocó nuevamente a la prensa mundial cuando subió a las Taipei Towers y enfrentó el vacío brincando desde el piso 101, batiendo la marca de cualquier humano que se hubiera atrevido a saltar desde los 400 metros de altura. Con esta trayectoria a cuestas, Baumgartner diseñó y construyó uno de los proyectos más audaces de la historia junto con Red Bull y un equipo de experimentados aviadores y astronautas con quienes inventaron un módulo estratosférico inflado con helio que subiría donde jamás un hombre había estado para romper todos los récords de altura y todas las marcas de velocidad. La cuenta regresiva comenzó en enero de 2010 y se detuvo en octubre, dos años después, cuando ya no pudo quebrar más límites y sobrepasó la barrera del sonido.

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Gracias a la apuesta de la marca de bebidas energizantes se puso en marcha un ambicioso proyecto para trascender las fronteras espaciales del planeta y enfrentar una caída libre desde 39.100 metros de altura en la que el primer hombre en la historia alcanzaría una velocidad de 1.345 kilómetros por hora saltando desde el borde del espacio hasta una zona árida del desierto de Nuevo México. La construcción del aparato reunió a las mentes más brillantes del mundo ingenieril, médico, aeroespacial y científico para fabricar un balón de helio, que inflado superaría el tamaño de la estatua de la libertad, con paredes de menos de 0,2 centímetros de espesor y un intrincado sistema de seguridad que evitaría al máximo cualquier tipo de inconveniente que se presentara en esta aventura. La cápsula, construida pensando en que cualquier persona haga futuros paseos más allá de las nubes, está hecha con aleaciones de metales ultralivianos y súper resistentes, ensamblada a la medida del cosmonauta austríaco. El traje y el casco estaban diseñados para resistir altas temperaturas y una presión todavía difícil de medir, porque hasta entonces, nadie había viajado hasta ese punto del espacio exterior. Con un controlador inteligente, que actúa como cerebro del traje, se mantuvo la presión y temperatura interior y se introdujo un nuevo concepto tecnológico que integró todos los sistemas a manera de backup por si algo fallaba. El hombre alado pasó por varias pruebas antes de lanzarse al vacío y superando cualquier obstáculo, estuvo listo para dar el paso de los 40.000 metros de altura.[/td_text_with_title]

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Con la magnífica vista del globo terráqueo en sus botas, Felix Baumgartner estuvo suspendido por algunos segundos antes de dar el paso que lo llevaría a la gloria. Con un tono casi tan intenso como el de Neil Armstrong alunizando, cuando recordó las inmensas posibilidades en los pasos de la humanidad, el austriaco sintió humildemente la grandeza de la naturaleza y la inmensidad de lo desconocido: “algunas veces hay que subir tan alto para darnos cuenta lo pequeños que somos, ahora vuelvo a casa.” Durante los minutos que duró el descenso, enfrentó turbulencias, casi pierde la conciencia y le costó soportar los 64 grados bajo cero de temperatura; sin embargo, la hazaña lo convirtió en uno de los hombres más intrépidos de la biósfera, un hombre con el mundo a sus pies que por ahora sólo tiene que romper la barrera de la luz, porque las demás las tiene en su haber.[/td_text_with_title]

Este artículo fue publicado en nuestra edición impresa No. 20. Algunos de nuestros contenidos aún son exclusivos del papel. Para disfrutar de ellos, te invitamos a suscribirte AQUÍ.