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Iris Apfel, el pájaro exótico de la moda

Muchas veces le han preguntado cuántos lentes tiene pero responde que no los cuenta, que no sabe bien cuantos y que los mejores y más originales fueron adquiridos en mercados de pulgas.

Iris Apfel

A menudo la describen como empresaria, diseñadora de interiores e icono de la moda. Dedicada a sus libros de vestuario excéntricos y exposiciones. Su estilo se compone de piezas de diseño que se aúnan con macro accesorios de un toque étnico, collares de colores y pulseras XXL. Sus lentes tan originales le han provisto de una estética muy marcada y fácil de reconocer. Muchas veces le han preguntado cuántos lentes tiene pero responde que no los cuenta, que no sabe bien cuantos y que los mejores y más originales fueron adquiridos en mercados de pulgas. A pesar de ser reconocida como poseedora de un estilo “fuera de serie” ella lo ve como un aspecto muy pequeño de su vida. “Yo amo la ropa, pero difícilmente es una manía para mí”, dice Iris Apfel. “La gente piensa que tardo mucho tiempo en vestirme, pero la verdad que tengo muchas otras cosas en las que ocupar mi tiempo”.

Iris Apfel

Su enfoque del vestir es legendario, se basa en la incorporación de piezas de alto y bajo costo, étnicas y vintage que fusiona con tendencias contemporáneas, a pesar de que deja bien en claro que está más atenta a su estilo personal que a las tendencias o influencias externas. Es un verdadero icono del estilo que sigue inspirando a otros a expresarse y disfrutar al máximo de la vida. Su filosofía se basa en que “no hay que gastar mucho dinero para ser elegante, solo saber que cosas poner en conjunto”, “el precio nada tiene que ver con el estilo, no pago mas de quince dólares por un par de jeans” dice Apfel. Su armario es tan famoso por poseer piezas espectaculares que en una de sus entrevistas le preguntaron: “Si hubiera un incendio y pudieras solo agarrar una pieza, ¿cuál sería? ¡Oh, no lo sabría!, Si tu tuvieras cinco hijos y estuvieras en un incendio ¿a cuál elegirías?”. Así es como Iris define a su vestuario, miles de hijos y todos amados por igual.

Nieta de un maestro ruso de la sastrería, crecida en Queens, hija de un excéntrico decorador y de su madre, dueña de una gran pasión por la moda; ambos le fueron de gran influencia. «Mi madre adorada los accesorios. Ella siempre decía, ‘si posees un simple y bonito vestido negro y tiene diferentes accesorios, puede tener mas de 27 trajes diferentes’”. Estudió historia del arte en la Universidad de Nueva York, y asistió a la Universidad de Wisconsin. A lo largo de su vida realizó trabajos editoriales para Women’s Wear Daily, y de diseño de interiores para distintas mujeres de la aristocracia y hoteles renombrados, como el Hotel Plaza. En 1948, se casó con Carl Apfel con quien lleva más de sesenta años de casados. Dos años más tarde de contraer matrimonio, lanzaron la empresa textil Old World Weavers -Tejedores del viejo mundo- dedicada a la fabricación de textiles de lujo, tapicería y especialización en duplicación de telas de ciertos períodos. El manejo y dirección de esta empresa la llevó a viajar y conocer distintos lugares del mundo en busca de objetos preciosos. Años más tarde la firma es vendida a Stark Corporation en 1992 y a pesar de su jubilación, ella y su marido, permanecieron como consultores por los 18 años siguientes. Durante este periodo tiempo Apfel estuvo involucrada con varios proyectos de restauración, entre ellos el de trabajar en la Casa Blanca para nueve presidentes: Truman, Eisenhower, Nixon, Kennedy, Johnson, Carter, Reagan y Clinton.

Iris Apfel

No podemos definir a Apfel como coleccionista de arte, de hecho, ella se niega a llamarse coleccionista de algo aunque sus poco ortodoxas composiciones de ropa han recorrido el mundo. Sus lentes son su marca registrada, ha admitido que son un equipo estándar, vienen con ella; “de hecho se han convertido en una metáfora de mis ojos, y mediante ellos descubro otra forma de ver el mundo”, dice. Podemos decir que su estilo posee cierto aire democrático desde lo nuevo hasta la vintage, desde diseñadores hasta ofertas de Topshop. Sus compras las realiza muchas veces en época de rebajas, habitualmente encuentra ropa tan económica que no se molesta en probarla. Se dice a sí misma «si no me quedan bien, voy a convertirlos en almohadones», un lema que serviría en muchas áreas de su vida. Sus “fuera de lo común” la han llevado a admitir que en varias ocasiones ha utilizado piezas que ella misma fabrica. En una oportunidad llevó puesto un collar hecho de pedazos de plástico encontrados, una calculadora de juguete y un paquete de goma de mascar. “No tengo reglas”, admite cuando le preguntan sobre su estilo. Todo lo que ella usa tiene una historia detrás, es una gran narradora de historias. Algunos objetos le recuerdan a sus múltiples viajes por el Oriente, otros a su niñez y a su madre. Sus viajes y sus años vividos le han dado una gran experiencia. Sus inseguridades personales, aquellas que podían aflorar cuando era joven, se fueron hace mucho tiempo.“Aprendes a medida que creces, si eres inteligente, que en la vida no hay nada gratis. Pagas por las cosas de distintas maneras. Viviendo, amando, todo lo demás se lleva adelante con el mismo principio: aprendes a trabajar con lo que tienes” dice Apfel.

Iris Apfel en Nueva York.

En los últimos 50 años, Iris Apfel ha impresionado con su personal extravagancia en moda, decoración y lifestyle. Gracias a sus frecuentes viajes atesora diferentes objetos, tejidos y prendas adquiridos en lugares recónditos. “Siempre estuve extremadamente agradecida de poder viajar durante ese período y experimentar el Viejo Mundo. Le era posible a uno encontrar diseñadores y fabricantes que realizaran reproducciones de textiles de cualquier época”, dice. Su empresa se desarrolló sin ningún plan maestro. Los textiles eran caros, pero hechos a mano y sin intención de producción masiva. Su leal clientela estaba formada personajes de todo el globo, Estee Lauder, Marjorie Merriweather Post, Jacqueline Onassis y Greta Garbo. A lo largo de su vida, Apfel ha coleccionado accesorios e indumentaria de diferentes décadas que sería la envidia de cualquier persona. La mayoría de sus piezas las adquirió en la década del 30 en Greenwich Village y años posteriores en London street markets, el Sablon en Brucelas y en algunas tiendas parisinas. De sus viajes al Oriente ha traído piezas de los bazares en Estambul, El Cairo, Tunes y Marruecos. Durante los años 50 sus visitas a París se hicieron más frecuentes ya que se interesó por la joyería, eventualmente conoció a los grandes creadores parisinos Gripoix y Roger Jean-Pierre quienes realizaban las joyas para marcas de elite como Chanel, St. Laurent, Balenciaga, Givenchy, etc. Hoy en día su ocupada agenda la lleva a visitar países lejanos como Japón o India, pero su hogar se encuentra en Nueva York en su departamento en Park Avenue.

Apfel logra trascender y llegar al público general de una manera tan genuina que millones de personas la han tomado como referente y fuente inagotable de inspiración. Lo que parecería ser un personaje o estilo montado, es una acción tan innata para ella como respirar. Ha comentado en varias oportunidades que las personas se le acercan para decirle: “¡Has cambiado mi vida!, me has dado coraje…..”. Y ella se acerca a su esposo y le comenta : “No puedo entenderlo…qué clase de vida tendría esta mujer que tengo que venir yo y cambiársela.”. Así podemos definirla, un personaje que no parece conciente del impacto que tiene sobre las personas, quienes encuentran en ella la clave que hace aflorar su estilo personal. A la edad de Apfel, miles de anécdotas construyen su pasado. En una oportunidad conoció a una mujer que quiso mostrarle su colección de 15.000 piezas entre indumentaria y accesorios; una vez allí quedó sorprendida, tomo un vestido y le comentó a la dueña de casa: -“¡Oh mi dios, te debes haber divertido tanto usando este vestido!”. La mujer horrorizada dijo:- “¿Usarlo? Es parte de mi colección. Tú no usas tu colección.”. A lo que Apfel respondió: -“En ese caso yo no tengo una colección”.

Iris Apfel

Aun si no reconoces a Iris Apfel por su nombre, puedes ver sus productos en miles de tiendas a lo largo y ancho del mundo. Luego de cultivar satisfactoriamente su negocio de diseño interior por varias décadas, esta mujer de 92 años de edad recibe propuestas de diferentes marcas para diseñar distintos productos. Empresas como MAC la invitaron a crear una línea de cosméticos fiel a su estilo y excentricidad. “Cuando MAC me contacto estaba extasiada y honrada. Nunca imaginé hacer esto; pensé que era parte de un sueño psicodélico. Trabajé con ellos eligiendo colores, les dije lo que me gustaba y ellos me dijeron que podíamos hacer. El resultado fue una línea de colores fuertes y atrevidos, naranjas y rojos, muy sexy”, comenta. Pero MAC no fue la única empresa interesada en la estética de Apfel, la firma HSN la contactó para realizar una línea de joyería; proyecto con el cual se sintió especialmente identificada ya que podía generar piezas de joyería de calidad de museo a precios accesible. Lo que le permitía aportar su pasión a un look de estilo accesible al público general. Su colección para HSN se llamó “Rara Avis”, nombre tomado del libro Rare Bird of Fashion: The Irreverent Iris Apfel escrito por Eric Boman. Uno de sus últimos proyectos es una colección de bolsos peludos llamada “Extinguidos” para Bloomingdales. Este y otros sucesos la han catapultado a nivel internacional y ha adquirido más fama desde entonces. En 2005 se la reconoció como icono de la moda por el Costume Institute y atrajo a los amantes del diseño a su propia muestra en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York llamada “Rara Avis”, donde deslumbró al mundo con más de 400 prendas y accesorios de su colección personal. Más tarde esta exhibición se amplió y se llevó al Costume Institute donde se llamó “Rara Avis: Selections from the Iris Barrel Apfel Collection”. Pero su obra no se limita solo a exposiciones y colaboraciones con marcas de diseño, ha aparecido en comerciales de TV y en campañas gráficas.

“Realmente nunca tuve demasiados mentores o modelos a seguir. Sí he admirado el estilo de ciertas personalidades como Pauline de Rothschild y la heredera del combustible Millicent Rogers con sus peculiaridades. Creo que he desarrollado un estilo propio desde que era muy joven y soy muy tradicional, me siguen gustando las mismas cosas que cuando era niña. Tú cambias a medida que creces, pero la sensibilidad hacia las cosas es la misma”, dice Iris. Se puede decir que su madre fue fuente de inspiración en su forma de vestir y fue ella quien introdujo la joyería a la vida de Iris desde los primeros años. Apfel cuenta: “Mi madre era muy glamorosa, tenía un aspecto inmaculado, con ropa muy femenina y elegante. Su cabello era perfecto, ni un pelo fuera de lugar. Yo no soy así, me paseo en jeans todo el día y raramente uso vestidos”. Su madre la llevaba de forma habitual a mercados de pulgas desde los once años, parte de su gran colección se ha formado de piezas encontradas en mercados y bazares donde ha conseguido piezas que en su momento valían $35 y ahora valen $3000. Más allá del valor particular de cada objeto, lo importante para Iris es la historia detrás de él, lo que nos cuenta, lo que lo hace único.

Por Rocío Lago
Marzo, 2014