A lo largo de las generaciones hemos visto a las mujeres llevar con clase y estilo un accesorio fundamental a la hora de resaltar. Los tacones han estado en pies femeninos durante años, sin embargo no muchos saben que estos fueron usados inicialmente por hombres. Actualmente un hombre en tacones podría pasar por inapropiado, extravagante e incluso raro, sobre todo en sociedades muy conservadoras. Llegó la hora de romper unos cuantos esquemas y mirar hacia atrás para comprender que los tacones usados por hombres no son una moda resultado de la sociedad contemporánea sino que, por el contrario, el uso de estos elegantes accesorios, fue posible gracias al género masculino.

Este es un viaje a lo largo de la historia de la moda para detenerse a contemplar los inicios de un accesorio, que esta vez tendrá como protagonistas a hombres de diferentes épocas. Alístese para deleitarse con un poco de historia mientras contempla estos asombros figurines realizados por el diseñador bogotano Mauricio Cobos:

Aunque no se tiene certeza de una fecha en la que fue creado este tipo de calzado, hay registro que en la antigua Grecia, los actores de teatros usaban “kothorni”, plataformas de casi diez centímetros, que les daban la altura necesaria para interpretar personajes que necesitaran protagonismo. En Persia, también el uso de los tacones era netamente práctico, pues los usaban los jinetes para tener más estabilidad en el caballo a la hora de disparar las flechas. En este caso, estos tacones se limitaban estéticamente a cumplir con su carácter funcional.

Europa Occidental, en su plan por acabar con el imperio otomano, adquirió varias costumbres persas, desde sus técnicas de guerra hasta su indumentaria, y por supuesto, sus tacones. La aristocracia se adueñó, entonces de estos centímetros demás para mostrar virilidad y grandeza. Poco a poco la gente se fue adueñando de este nuevo estilo, hasta que alcanzó el guardarropa de las clases más bajas de Europa. Por esta razón, la aristocracia aumentó aún más el tamaño de la plataforma al punto de perder toda utilidad; no era posible caminar entre las incomodas calles con zapatos de casi 12 centímetros de altura. Varios como Luis XIV aumentaban su altura mediante los tacones. Más adelante, al rededor de 1630, las mujeres en búsqueda de un poco de igualdad, empezaron a usar maquillaje como los hombres aristócratas y a usar sus zapatos altos. Con la ilustración, cerca del año 1700, los hombres empezaron a ver todos estos excesos como algo innecesario, demostrando que debían preocuparse por estudiar, no por su estética. Para 1740, los hombres habían dejado de lado los tacones porque los hacía ver ridículos.

A partir de esa época, los tacones usados por hombres eran un complemento de lo que resultaría una búsqueda de la feminidad. Así, algunos hombres desde 1800 y en los inicios de 1900 los usaban con fines netamente artísticos, como puestas en escena: “Ponerse en la piel de una mujer” ya fuera para interpretar un papel en una obra teatral en la decadente Francia Burlesque o como una forma de fetiche. Sin embargo, más adelante, al rededor de 1920, el tacón adquiría nuevamente su carácter de utilidad en las botas vaqueras, las botas militares, y las botas motociclistas, esto, claro, con mucho menos centímetros y más testosterona.

La música también tiene lugar en esta historia. Durante los años sesenta se empezó a ver la imagen rockera como complemento a la música de varios artistas. Más adelante, cantantes como Sir Elton John o David Bowie utilizaban enormes botas de tacón influenciados por la estética glam, la cual buscaba una imagen mucho más andrógina y sobrecargada. Mientras esto pasaba, los Drag Queens, en grandes ciudades como Nueva York, salían a las calles usando sus más altos tacones y rompiendo con los esquemas conservadores de esa época.

Hoy, el uso de los tacones en hombres ha pasado de ser un tabú a una forma de expresión en la moda. Las grandes capitales del mundo son testigos de cómo los hombres dejan de lado el miedo a las etiquetas y utilizan zapatos que antes eran considerados netamente femeninos. Algunos como Jean Pau Gaultier le han apostado en sus pasarelas, como aquella del 2011, a que los hombres luzcan un tanto androginos, trasmitiendo seguridad y altura en los zapatos. Fuera de las pasarelas, otros como KAZAKY, un grupo musical de jovenes, transmiten esta misma fuerza del tacón en sus extrovertidos bailes y pagajosas melodias.

Todas estas muestras antiguas, y nuevas, la han dado al mundo una luz en el camino oscuro de a cotidianidad y lo tradicional, haciendo que cada vez sean más los hombres que le pierdan el miedo al qué dirán y sigan sus instintos más femeninos para llevar un discurso de libertad e igualdad.

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