DE BALAS A TRAZOS

Cuando se habla de construir paz, hay que empezar por un elemento muy importante: la educación. Las balas escribieron nuestro pasado. La educación, nuestro futuro. Este es el mensaje grabado en el Balígrafo, cuyo diseño nace a partir de un proyecto de McCann Worldgroup Colombia para el Ministerio de Educación, producido por el estudio de diseño Reinhard Dienes Studio Pablo Fog, con el fin de cambiar la connotación de un objeto de guerra, al convertirlo en un símbolo de esperanza. Esto, sin duda, abre paso a un cambio de pensamiento que resulta necesario al momento de trabajar por un fin que nos conviene a todos; un país sin conflicto armado y sin víctimas, un lugar más tolerante, una nación equitativa y más educada.

Balígrafo

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Para ensamblar el balígrafo se utilizan casquillos de bala calibre .50, a los que se les extrae la pólvora. Lo que antes era un objeto mortal, hoy sirve para crear nuevas narrativas con el fin de reescribir nuestra historia. Por esta razón, estos han sido entregados a periodistas, escritores y escuelas, de manera que su uso esté directamente relacionado con el acto de educar a través de la palabra, y así contribuir al crecimiento y desarrollo de una generación que jugará un papel importante en la construcción de una sociedad más tolerante.

Balígrafo

La historia de este proyecto, así como la de la paz, apenas empieza. Más allá de ser el objeto con el que se firmó el cese al fuego, el Balígrafo representa, por sí mismo, un proceso de transformación; el mismo que está atravesando el país en este momento, y que será recordado como un hito de cambio. Ciertamente, la apuesta por la educación y la equidad, transformará la dolorosa narrativa que ha atravesado a nuestra sociedad por más de 50 años. En este sentido, el Balígrafo es entonces, un símbolo de paz, un regalo que como colombianos nos debemos a nosotros mismos.

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