UNA DECLARACIÓN DE ARMONÍA

La famosa firma de arquitectos italiana Geza cortó hace poco los listones de inauguración de una de sus obras más corpulentas: el complejo productivo Pratic.

Por Juan Pablo Gallón Salazar
Fotos cortesía Geza / Fernando Guerra

En el norte de Italia, en las regiones del Veneto, Friuli y el Trentino Alto Adile, hay un fuerte contraste entre llanuras prolongadas y cadenas montañosas, entre agricultura y desarrollo industrial, entre casas de campo con gallinas y conejos y complejos arquitectónicos  surreales o edificios de alto vuelo que se le han escapado a las grandes urbes para asentarse, literalmente, en medio de la nada. Un recorrido en tren o carro  por estas regiones podría ser narrado así: Pueblito-montaña-llanura-llanura-llanura-casa de campo-edificio de Tadao Ando  o complejo de Renzo Piano – llanura-casita de campo.

Para completar la colección de grandes tesoros arquitectónicos escondidos en la campagna del norte italiano, la reconocida firma de arquitectos GEZA (Stefano Gri y Piero Zucchi) terminó recientemente las nuevas instalaciones del complejo productivo de la empresa Pratic, una compañía especializada en la creación de tiendas y cortinas para interiores y exteriores, ubicada en Fagagna, un pueblo de la provincia de Udine.

Siguiendo los conceptos más relevantes de la arquitectura en estos momentos como lo son el biotecture y la arquitectura bioclimática este complejo de cemento oscuro se funde con el paisaje, haciendo que sus muros y columnas lo conviertan en una especie de pequeña colina que no rompe, sino que es continuación de la geografía del lugar. Ubicado de manera estratégica para aprovechar los recursos ambientales como el sol y el viento para proveerse de la energía, luz y calefacción necesaria, esta edificación, que además cuenta en el tejado con casi 2.300 m2 de paneles solares fotovoltaicos, se hace a sí misma una narración que deja como moraleja la idea de que el hombre puede vivir de maneras más amigables con el medio ambiente.

Dividido en tres volúmenes, este espacio industrial en el que las líneas reinan y la geometría se ha incorporado en la naturaleza como si de una obra cubista se tratara, ha, además, propiciado a partir de su forma horizontal, la idea de cohesión e igualdad entre todos aquellos departamentos y personas que trabajan en este edificio. Los tres espacios que componen este complejo son: una parte productiva en forma de paralelepípedo (poliedro de seis caras), una zona de oficinas o administrativa y un “muelle” de desembarco de mercancías, todos ellos rodeados y conectados por jardines, patios y 33.000 m2 de zonas verdes que se hacen continuidad del paisaje agrícola que rodea al edificio. Sustentabilidad y arquitectura que se funde y se confunde con el ambiente son las ideas sobre las que está construido este espacio lineal, esta fábrica comunitaria, este territorio surreal.