EL LUGAR DE LO EFÍMERO

Para amantes del cine, la animación y los videojuegos

Cada vez el mundo se vuelve más especializado. Las disciplinas se concentran en temas más específicos y a ese mismo ritmo van las instituciones culturales. Si alguna vez los museos sirvieron para honrar la grandeza de una nación, o para guardar un período histórico, en las últimas décadas hemos venido encontrando lugares como el Museum of the Moving Image, enfocados en capítulos muy definidos de la historia (en este caso de la historia del arte) y de su continuación en el presente.

Ubicado en la parte Noroeste de Queens, en el enérgico barrio de Astoria, el Museum of the Moving Image tiene el placer de estar en la cercanía de otros grandes nombres del arte contemporáneo como el MoMA PS1 y el Fisher Landau Center of Art. Los alrededores hacen honor a la identidad neoyorquina, siendo cuna de la multiculturalidad al ofrecer comida proveniente de rincones del mundo tan distanciados como Colombia, Grecia y Pakistán. Tiene además una envidiable escena con bares de vino y de cerveza que demuestran de nuevo que Nueva York no es sinónimo de Manhattan.

¿Cuál es el enfoque del Museum of the Moving Image? Como su nombre lo indica, esta organización está concentrada desde 1988 en la imagen en movimiento vista desde todas las perspectivas; arte, historia, técnica y tecnología. Es un lugar obligado, no solo para los amantes del séptimo arte, sino para los curiosos de la animación y también del videojuego.
Cada año, el museo refleja en sus pantallas más de 400 filmes que incluyen producciones clásicas y contemporáneas. Orquesta música en vivo para filmes mudos y se encarga de la preservación de gran cantidad de material fílmico que, por sus características, se deterioraría fácilmente.

Dentro de su colección está la cantidad más grande de objetos que testifican la evolución técnica de la imagen en movimiento de Estados Unidos. Simultáneo a esta muestra, el Museum of the Moving Image alterna varias exposiciones durante el año, abriendo sus espacios no solo para proyecciones convencionales, sino también para video-instalaciones, retrospectivas y muestras dirigidas a lo más chicos.

El edificio, que el Wall Street Journal calificó como “el ejemplo más fino del diseño americano reciente”, fue concebido por la firma Leeser Architecture. El estudio rediseñó toda la primera planta de la estructura construida durante el período de entre guerras. Además, agregó una tercera etapa y un jardín, doblando el tamaño que el edificio tenía anteriormente y permitiendo que los muros del museo se adaptaran mejor a la función de desplegar imagen en movimiento. La renovación fue terminada en 2011.

La fachada está hecha de vidrio reflectivo semi-transparente, donde se despliega el logo del museo. Luego, en el lobby, se le otorgó a las paredes un material y una forma estratégica para disponer proyecciones. La expansión del edificio integra la estructura existente con la adición arquitectónica a través de un gran pasillo que las conecta. “Es un ambiente donde la complejidad es creada por la convergencia entre la estructura sólida del edificio y la ligera transparencia de la imagen fílmica”, afirma Leeser Architecture.

Fotografías por Peter Aaron/Esto
Imágenes cortesía del Museum of the Moving Image